Soundtrack sugerido para escucharse mientras se lee este post: Bright Young Thing by Albert Hammond Jr.
Nuestra inexistente relación se construyó a base de silencios incómodos y pensamientos fantasiosos, ni tú ni yo supimos cuándo se nos acabó la imaginación, el constante deseo de complementarnos en soledad, ninguno supo que el momento de dejar ir nos había pasado por encima y, a pesar de lo que parezca, eso no es lo que me duele, lo que verdaderamente me agobia es que tú ya te diste cuenta de todo aquello y yo aún no; yo sigo enferma de ridícula esperanza sin fundamentos, no he podido desatarme de una imagen en mi mente, formada de partículas de nada y me mantengo así porque quiero, siempre he sido perseguidora de todo lo que no puedo tener, coleccionista de imposibles.
Hiciste bien en pasar de largo, con el paso de los años he conseguido acumular una gran cantidad de aspectos indeseables y realmente tortuosos para quien se acerca demasiado, eso puedes corroborarlo con las patadas de ex-amigos y los puños de ex-amores; tengo exceso de ideas y sufro sobredosis de sueños muy a menudo, por el contrario, las flores de confianza y empatía no son abundantes en mis sembradíos emocionales, las cosechas de éstas últimas se dan sólo cuando llega una refrescante lluvia...aquí es donde tú entras pero, ¿para qué ahondamos en el tema? Si tus tormentas ya se movieron y dejaron mi horizonte claro y luminoso, lo cual es escalofriante para la metáfora inverosímil con la que se define mi persona.
Podría seguir explicándote las ventajas de obviarme, pero sería requerir de un nivel de tu atención que podrías invertir en mejores cosas como hacer animalitos con globos o cantar el himno nacional completo así que acortaré distancias y te diré la mayor ventaja de todas: te ahorraste una conducta egoísta de mi parte. Sí, es sencillo, yo hubiera suprimido todos los aspectos malos de tu vida porque me alimento de eso y todos saben lo aburrido que sería vivir sin días oscuros y de ánimo por los suelos, eso también significaría que soy pura diversión pero no te dejaste llevar por la impresión y me sacaste del plano, eso demuestra que tienes una gran visión a futuro.
Algo aún peor de mi egoísmo es que, en este momento, me encantaría que pisaras el mundo de la miseria emocional, en serio que me gustaría, nada me llenaría más que verte entrar por la puerta de la decadencia...pero, ¿por qué? Te preguntarás y, de nueva cuenta, la respuesta es muy sencilla, quiero que visites la miseria porque así te volvería a encontrar; deseo que llegue el día en el que no quieras levantarte de la cama y que tus ojos tristes no observen otro camino que el camino de la aflicción, lo seguirás y yo te estaré esperando al final. Nunca he ansiado nada más de lo que ansío que te sientas desdichado porque así volverías aquí, porque sé que volverías por mí.
No hay mejor muestra que esa; acertaste en la decisión de ignorarme porque no me importa lo que pase conmigo ahora, de verdad, no creo que sea algo que no me haya ocurrido con anterioridad, no puede ser un sentimiento que no me haya invadido en el pasado, todos son mis pavorosos conocidos, casi amigos dada la frecuencia con la que nos topamos así que no te preocupes (digo, no que lo estuvieras haciendo, ¿por qué lo harías?), no estaré sola y tampoco estaré esperando por tí, si desde el comienzo supe que jamás sería así pero, como ya te dije, tengo una fijación por lo imposible y tú, definitivamente, te convertiste en la pieza más valiosa y compleja de mi colección.
-Una historia corta basada en una carta que escribí la semana pasada y que no envié.
Y que seguro jamás enviaré, porque soy bien nena.
Nuestra inexistente relación se construyó a base de silencios incómodos y pensamientos fantasiosos, ni tú ni yo supimos cuándo se nos acabó la imaginación, el constante deseo de complementarnos en soledad, ninguno supo que el momento de dejar ir nos había pasado por encima y, a pesar de lo que parezca, eso no es lo que me duele, lo que verdaderamente me agobia es que tú ya te diste cuenta de todo aquello y yo aún no; yo sigo enferma de ridícula esperanza sin fundamentos, no he podido desatarme de una imagen en mi mente, formada de partículas de nada y me mantengo así porque quiero, siempre he sido perseguidora de todo lo que no puedo tener, coleccionista de imposibles.
Hiciste bien en pasar de largo, con el paso de los años he conseguido acumular una gran cantidad de aspectos indeseables y realmente tortuosos para quien se acerca demasiado, eso puedes corroborarlo con las patadas de ex-amigos y los puños de ex-amores; tengo exceso de ideas y sufro sobredosis de sueños muy a menudo, por el contrario, las flores de confianza y empatía no son abundantes en mis sembradíos emocionales, las cosechas de éstas últimas se dan sólo cuando llega una refrescante lluvia...aquí es donde tú entras pero, ¿para qué ahondamos en el tema? Si tus tormentas ya se movieron y dejaron mi horizonte claro y luminoso, lo cual es escalofriante para la metáfora inverosímil con la que se define mi persona.
Podría seguir explicándote las ventajas de obviarme, pero sería requerir de un nivel de tu atención que podrías invertir en mejores cosas como hacer animalitos con globos o cantar el himno nacional completo así que acortaré distancias y te diré la mayor ventaja de todas: te ahorraste una conducta egoísta de mi parte. Sí, es sencillo, yo hubiera suprimido todos los aspectos malos de tu vida porque me alimento de eso y todos saben lo aburrido que sería vivir sin días oscuros y de ánimo por los suelos, eso también significaría que soy pura diversión pero no te dejaste llevar por la impresión y me sacaste del plano, eso demuestra que tienes una gran visión a futuro.
Algo aún peor de mi egoísmo es que, en este momento, me encantaría que pisaras el mundo de la miseria emocional, en serio que me gustaría, nada me llenaría más que verte entrar por la puerta de la decadencia...pero, ¿por qué? Te preguntarás y, de nueva cuenta, la respuesta es muy sencilla, quiero que visites la miseria porque así te volvería a encontrar; deseo que llegue el día en el que no quieras levantarte de la cama y que tus ojos tristes no observen otro camino que el camino de la aflicción, lo seguirás y yo te estaré esperando al final. Nunca he ansiado nada más de lo que ansío que te sientas desdichado porque así volverías aquí, porque sé que volverías por mí.
No hay mejor muestra que esa; acertaste en la decisión de ignorarme porque no me importa lo que pase conmigo ahora, de verdad, no creo que sea algo que no me haya ocurrido con anterioridad, no puede ser un sentimiento que no me haya invadido en el pasado, todos son mis pavorosos conocidos, casi amigos dada la frecuencia con la que nos topamos así que no te preocupes (digo, no que lo estuvieras haciendo, ¿por qué lo harías?), no estaré sola y tampoco estaré esperando por tí, si desde el comienzo supe que jamás sería así pero, como ya te dije, tengo una fijación por lo imposible y tú, definitivamente, te convertiste en la pieza más valiosa y compleja de mi colección.
-Una historia corta basada en una carta que escribí la semana pasada y que no envié.
Y que seguro jamás enviaré, porque soy bien nena.
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